Cuánta ausencia …

Hubo un tiempo de dudas y recelos,
del medroso dilema
que sueña mientras duerme
y con la verdad pura se despierta.

Un tiempo que dio paso
a la ilusión, a pactos, a promesas,
a llamadas perdidas en la noche,
a cartas inocentes y sinceras.

Fue aquel tiempo de afectos clandestinos,
de fugas y sospechas,
de miradas furtivas
y labios que enmudecen cuando besan.

El tiempo de los ojos chispeantes,
de sonrisas eternas,
de tímidos mohines amorosos,
del quererse sin límite y barrera.

Tiempos de vino y rosas,
que huyeron al olvido, sin secuela
¡Ay, qué tiempos, amiga!
qué tiempos del amar, y cuánta ausencia.

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