No lo sabe

No sabe que en el vértigo transita
su recuerdo, quebranto de los sueños
que acarician los trazos halagüeños
de la niña de luz, mi favorita.

Su piel pálida, dócil, exquisita,
sus distinguidos pechos tan pequeños,
el pliegue de sus labios pedigüeños,
las fauces de su virgo sibarita.

No sabe que imagino la presencia
de su cándido cuerpo junto al mío,
que anhelo de su boca cada beso.

Suspiro por ser quid de su indecencia,
por sentir, si me toca, escalofrío,
porque añoro perder de nuevo el seso.